Los golpes de calor, también llamados insolaciones, son condiciones
peligrosas en las que el cuerpo está expuesto a una alta temperatura, actividad
extenuante y sin una hidratación adecuada. Después de un tiempo, se deja de
sudar y la insolación comienza mostrar sus efectos. El cuerpo se vuelve incapaz
de librarse el exceso de calor y aumenta la temperatura corporal. La insolación
o golpe de calor puede provocar convulsiones, desmayos y fallos de los principales órganos.
El tratamiento consiste en enfriar la temperatura central del cuerpo mediante
la exposición al agua fría, bebidas y ventilación.
Deshidratación
La deshidratación es un efecto común de la insolación. La deshidratación
ocurre cuando el cuerpo pierde más agua de la que puede reponer. La pérdida de
agua y sales se produce debido a la sudoración profusa después de un esfuerzo
intenso. Luego de que se experimenta un golpe de calor, es necesario volver a
introducir líquidos vitales en el cuerpo bebiendo tanto como se pueda. Evite
las bebidas con cafeína, calientes o alcohólicas en este caso. También se
recomienda un baño de agua fría o ducha.
Cuerpo
y deterioro cognitivo
La insolación provoca hiperventilación, pulso y el aumento de la
temperatura de todo el cuerpo, aumentando progresivamente la probabilidad de
desmayos. La hiperventilación consiste en inhalaciones frecuentes, poco
profundas y rápidas, en lugar de la respiración lenta y constante a la que los
pulmones y el cuerpo están acostumbrados. La respiración superficial y rápida
ejerce presión sobre los pulmones y hace que sea más difícil para ellos para
llenarse adecuadamente con el aire. Al mismo tiempo, el habla también puede
llegar a ser incoherente, pues el
cerebro se ve afectado por el calor y pueden aparecer alucinaciones. El
comportamiento errático y la violencia también pueden sobrevenir. El cuerpo comienza
a excederse físicamente y mentalmente y se abruma.
Desmayo
El desmayo se produce por una variedad de razones relacionadas con la
insolación. En primer lugar, el cuerpo deja de sudorar. Como resultado, la
temperatura central del cuerpo se eleva progresivamente, pero no existe ninguna
acción correspondiente para que se enfríe. El sudor se produce en respuesta a
la exposición al calor, las gotas de sudor enfrían el cuerpo y son absorbidas
de nuevo en la piel. Esto no ocurre con la insolación, y la situación
rápidamente se convierte en peligrosa.
Efectos
a largo plazo
Los golpes de calor casi fatales pueden tener graves efectos a largo plazo,
incluidas complicaciones cerebrales o del sistema nervioso, los riñones y los
trastornos de la sangre, la inflamación pulmonar e incluso la muerte. Muchos de
estos síntomas ocurren dentro de un año de la insolación inicial, y se remontan
al incidente original. Además la exposición prolongada al sol después de una
carrera puede desempeñar un papel en la subsiguiente muerte y otras
consecuencias graves. Estas reacciones se registraron en pacientes tan jóvenes
como de 25 años y se aplican a todos los que han sufrido una insolación grave.
Prevención
La insolación, incluso años después de su aparición original, es una
amenaza. Es un error común pensar que las insolaciones aplicarán únicamente a
las personas mayores. Aunque las personas mayores están en un mayor riesgo de
insolación, estas pueden afectar a cualquier persona que se sobre ejercite sin
la hidratación adecuada con tiempo soleado. Para evitar los golpes de calor al
sol, beba mucha agua, permanezca en zonas de sombra siempre que sea posible,
limite la actividad extenuante y tome descansos frecuentes. Además, evite el
consumo de bebidas con cafeína o alcohol. Cualquier insolación debe ser tratada
inmediatamente para detener su progresión.
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